¿cómo se supone que tengo que hacer para seguir estudiando sin escribirles un poema?
si se me aparecieron en la mitad de la noche
así como si nada
primero vos llegaste para decirme que estaba todo bien
y estiraste tus piernas largas al lado de las mías,
me miraste y me dijiste "seguí durmiendo tranquila"
y yo me acurruqué entre las sábanas
y agradecí tanto esa companía

necesitaba, evidentemente, que me vinieran a tranquilizar
porque al rato me vuelvo a despertar con el sonido de otros pasos
vi una sombra abrigada que con voz dulce me decía "tranquila, ahora vine yo"
y ella, con su olor inconfundible, mezcla de palo santo y miel, se acostó del lado de la pared,
después de preguntarme de qué lado dormía yo,

yo,
 siempre en el borde.