para estar en mi cama tenés que competir con las pelucas y las boas de plumas
tenés que abrirte paso 
hacerte un lugar
entre tanta guirnalda de flores de plástico, 
corazones fluorescentes 
y pajaritos
tenés que tener mucho color
para no perderte entre la multitud que me rodea
tenés que aceptar a mi gata a los pies de mi cama del lado derecho
(o del izquierdo, según desde donde se lo mire)
del lado del borde duerme, no del lado de la pared


tenés que tolerar que entre luz por la ventana a la mañana
y tenés que tolerar que me cueste mucho compartir mi cama.