Un muerto más

Cuando tenía creo que 8 años se murió mi abuelo, el papá de mi mamá. Describir un recuerdo de él sería absurdo, porque probablemente sea muy alejado de la realidad y no es la idea.
Vuelvo. Cuando se murió mi abuelo (mi primer contacto directo con la muerte) me acuerdo que yo miraba a mi mamá y pensaba que nunca más iba a ser feliz, que nunca más se iba a reír, que no se podía, que una vez que se te moría alguien no podías sonreír nunca más.
Después me di cuenta que no. Mi mamá se volvió a reír en algún momento y yo entendí que la muerte era parte de la vida (aunque me suena tan vacía esa frase hoy) y que por lo tanto se superaba...
Cuando mataron a Carlos Fuentealba yo era el primer año que vivía en La Plata y me sentía tan mal... estar tan lejos. No poder estar con mi gente y en esta ciudad de mierda que no me representaba en lo más mínimo y que no me dejaba expresar mi dolor, porque la conmoción y el dolor no era propio, era de otro lugar.
Cuando lo mataron a Carlos yo pensé ¿Cómo mierda seguimos después de esto? ¿cómo hago para volver a mi casa y seguir estudiando? ¿cómo hago para volver a sentarme a comer? ¿cómo mierda hago para seguir con mi vida? me resultaba imposible....
Cuando el miércoles a la noche llegué a mi casa después de haber estado estudiando todo el día, aislada del mundo, prendí la computadora, miro las noticias y un muerto más, Mariano Ferreyra...
Nos siguen matando. Y de nuevo yo pensé ¿cómo mierda hago ahora para seguir con mi vida? no podía, no pude. Me levante contracturada al otro día, llegué como puede, o sea me costo mucho llegar a la casa de mi compañera y seguir estudiando. Yo no puede, mi cabeza no estaba ahí. Y me fui... me fui a la calle, a las calles que es nuestro lugar para manifestarnos y grité.
Pero sigo igual, pensando en como mierda hacemos para seguir después de esto... y hasta acá aguantó mi cuerpo.